Friday, August 11, 2006

sanchez fontecilla 364

Estas últimas semanas me ha tocado ir más de lo normal a mi ex oficina en Sánchez Fontecilla. Curiosamente, las reuniones de coordinación del taller han sido exactamente en mi ex pieza, y la primera vez que entré, hace un par de semanas, me dio escalofrío. Las personas que la estaban arrendando también se están yendo, y la pieza media vacía, muestra mis huellas de los pies en la muralla, y no delos nuevos, porque los muebles estaban en otra posición. Siempre he tenido una dificultad en superar etapas en relación con los lugares físicos. Cuando dejé de hacer ballet en el municipal, pasé años sin poder pasar en frente del teatro. Ir a comprar la semana pasada forzadamente al Santa Isabel de providencia fue toda una hazaña. Siempre me da nostalgia mi ex barrio Manuel Montt-Román Díaz. Debe ser porque todas esas partidas han tenido un dejo algo amargo.

2 comments:

Anonymous said...

"esas partidas han tenido un dejo algo amargo"

Claro... te dejan literalmente "partida" en dos: en la que fuiste, la que se queda habitando ese espacio, esas calles, esos supermercados, los cariños (la memoria), y la que sale a encontrarse con otro barrio, un nuevo idioma, el vértigo, personas diferentes, cariños nuevos que aún no estás ni cerca de conocer (la aventura).

Así nada más, sin enseñanza, sin moraleja: es así y punto.

kathryn said...

Alguna vez tuve un sueño en que me despertaba tirada en la mitad de una calle. Cuando me trataba de levantar, me daba cuenta de que estaba cosida: me habían cortado en dos de manera transversal, y vuelto a coser. Me paraba. Nada estaba 100% en su lugar. Todo estaba más bien suelto y mal pegado. Pero estaba levantada de nuevo. Yo creo que igual uno logra ser uno de nuevo. Partirse, y volverse a unir. Si no... nada tendría mucho sentido. Y lo tiene.