mientras hablaba de cosas interesantes,
cosas y gente que yo no conocía,
la sangre le escurría por la mano, el pañuelo, la servilleta, el mantel y su pantalón.
Yo lo miraba, sin saber su edad, su historia, nada.
Pero mientras contaba historias,
había emoción.
Abrieron una última botella en honor a su amigo recién partido.
la noche se hizo corta, y la sangre no paró en ningún momento.
Tuesday, March 25, 2008
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