Anoche estaba yo parada en la batuta escuchando algún rock de fondo mientras esperábamos que tocaran los Parkinson. El día había comenzado relativamente temprano, porque los viernes ahora, se han vuelto el día de transición. Los viernes me tomo un vino y me acuesto temprano. La semana cansa.
Bueno, entonces: el sábado comenzó relativamente temprano... Mundial. Los ingleses en el estadio. Mi sangre me tira y vemos el partido con el sol entrando por la ventana. Margot tiene un chaleco rojo sobre ella y parece una pequeña Hoolligan.
Anoche en la batuta hacía yo un recuento de mi día. Me río de mi misma. Tengo 28 y estoy en la batuta, con zapatillas espaciales tomando cerveza. Pero en mi bolsillo un rouge marca MAC. Un placer culpable que sólo ahora que ya tengo la edad suficiente pude cumplir. No voy a hablar de precios, pero uno no se anda comprando maquillaje MAC todos los meses. Extraña mezcla, pienso.
Venimos llegando del asado de cumpleaños de un amigo. Una tarde amena. Nuevamente la sangre tira y vemos el partido de Francia-Brasil con varios personajes de la tele invitados al evento que también están con Francia. Simpáticos. Tomamos vino y comemos una olla de 80 litros de mariscos. Todo esto además de las compañías más típicas y pertenecientes, con mi hermana.
El tema es que anoche pensaba qué diferente mi vida a la de mis hermanos. A veces pesa sentirse outsider en las comidas familiares. Otras, me doy cuenta de que no somos tan pocos, y como anoche, me caigo bien. Después de la batuta nos fuimos a otra fiesta en una fábrica abandonada. Algo tipo underground, donde me reí un rato con el D y la J y con unos profesores de la UNAB que me caen particularmente bien. Porque deben ser unos cabrones pero carretean todo el rato y después durante la semana decimos frases importantes y analíticas en las reuniones de profesores. Buen sábado.
Sunday, July 02, 2006
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