Sunday, June 25, 2006

amigos 1.0

Encuentro que mi madre ya entró a la etapa de ser una vieja sabia.
Después de la última discusión que tuve con ella respecto a mi vida (obviamente mientras viví con ella el año pasado), en la que le aclaré que básicamente pensábamos lo mismo, pero lo abordábamos de una manera diferente, todo se solucionó. Se tranquilizó.

El jueves, después de salir a las 11 am de la cama, cosa que no hacía hace muchos, varios años, nos juntamos con mi madre en la tostaduría de la calle San Pablo, lugar donde la he acompañado desde niña un incontable número de veces. Antes de juntarme con ella, caminé por el centro con tranquilidad. Sin apuro, fijándome en cada detalle, como si no hubiese ido hace mucho tiempo. Independientemente de lo cada vez más peligroso que se ha vuelto la ciudad, me gusta pasear por el centro. Pasé a revelar unas fotos, a ver los gorros de la sombrerería donde toca el monito, a mirar lanas. Decidimos almorzar en el mercado. Ella me lo pidió en verdad.
Bueno. Mercado. Un almuerzo muy particular. Conversamos unas dos horas seguidas. Es bien simpática mi madre. Me cae bien. Le hablé de P. Le conté cosas importantes. Le dije qué estaba sintiendo. Siempre con un dejo de rudeza, pero se lo dije. Y le le conté lo más emocionante que me había pasado esta semana.

El martes mi amigo S me pasó a buscar al metro, como todos, o casi todos los martes.
LLegó tarde. Me pidió disculpas. (Sea lo que sea que haga S, él sabe que yo ya lo perdoné hace mucho rato).
En fin...

"Perdona por llegar tarde" me dice.
"Es que... larga historia. Fui a almorzar con un amigo y en la conversación saliste tu. Hablé mucho rato de ti, y al terminar el almuerzo me dieron ganas de comprarte flores. Busqué por todas partes, pero no encontré por ninguna parte. Por eso llegué tarde..."


Se me llenaron los ojos de lágrimas. De verdad las flores, aunque no tangiblemente, estaban igual. Probablemente sentí que era el ramo de flores más grande que me habían dado en mi vida.
Un cariño que tal vez ese día no necesitaba particularmente, pero que me dejó contenta. No me lo esperaba. Cuesta decirle a los amigos que uno los quiere.

Finalmente mi madre me mira y concluye: los amigos hombres son especiales. Cariñosos, desinteresados, fieles.


Que sabia. Estoy de acuerdo con ella.

2 comments:

Félix Escobedo said...

Hoy tengo una cita a ciegas. Bueno, no es tan ciega porque ya nos conocemos por fotos, hemos hablado varias veces por teléfono y enviado mensajes.

Hace un año que no tengo una amiga cerca. Hace un año que estoy tratando de calzar con alguien con quien compartir los mismos intereses en esta lejana tierra.

Cuando leí tu post pensé en comprarle flores, pero creo que la situación no lo amerita. No aún.

No quiero que me vea desesperado por conocerla, sin embargo en realidad es así. Lo que más quiero es conocerla y tener algo de certeza.

Ufff.. tan temprano y ya pensando en rollos.

Diedeviaje said...

No creo que haya muchas palabras más fuertes que "cariñosos", "desinteresados" y "fieles".