A diferencia de Daisy, Violet era más bien desastrosa.
En la cómoda del baño, tenía algo así como 150 lápices labiales distintos. Diferentes colores, diferentes envases. Incluso alcanzó a tener de esos que tenían un color cerdo, pero que cuando te pintabas, daban otro tono. La "magia" de los chinos. En fin. Estaban todos gastados de una manera bastante distinta a la conocida por mi, es decir, por la que usaba mi madre. Mi madre gasta los lápices labiales de un solo lado, quedan siempre asimétricos, hasta que ya se acaban, entonces ahí usa algún tipo de pincel para que no quede ni un poco dentro del envase. Daisy hace lo mismo. Yo hago lo mismo.
Violet gastaba sus lápices labiales de manera homogénea, es decir, la punta era redonda, redonda.
Cuando yo iba al baño era placer. Cerraba la puerta con pestillo, y como todos los "grandes" estaban conversando, yo me quedaba horas. Los probaba todos. Gastaba los algodones de colores rosados, blancos, amarillos y morados (que ahora también tengo) para sacarme la pintura y probar otros colores de lápiz. Tenía miles de envases, miles de envases vacíos, cremas nuevas, cremas viejas, colonias, shampoos de miami, en fin.
Lo que nunca logré encontrar era la tintura morada con que se teñía el pelo. Eso me llamaba tanto la atención... era canosa, pero en el fondo, tenía el pelo morado. Después concluí que seguramente iba a hacerse ese tono psycho al peluquero.
Ya no veo abuelas con pelo morado, tal vez fue una moda ochentera.
En el refrigerador, tenía miles de productos. Quesos de todos tipo, tupperwares de todos los colores, llenos de comidas que obviamente se echaban a perder y que jamás se comía. Quesos con todo tipo de hongos. No los veía yo creo. Tupperwares de todos los colores que claramente compraba en los tecitos de señoras inglesas, escocesas, no sé, tecitos en los que deben haber hablado unos temas bastante fomes. De milicos y marinos, y joyas y platerías y en fin.
En el clóset, tenía miles de zapatos. De una talla muy pequeña, algo así como 34. Esos si que no me atreví nunca a usarlos. Me daba demasiado miedo que se rompieran los tacos gigantes.
Y yo de a poco voy coleccionando zapatos también.
Sunday, April 16, 2006
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