juego

Cuando la vida va a la deriva me gusta jugar por la calle. Cierro los ojos y camino. Me gusta sentir lo necesario para seguir derecho, incluso a veces, gravemente, trato de coordinar mis pasos con la música.
Me gusta ir sintiendo los olores. El otro día en el metro, había olor a verano. Olor a bronceador, a desodorante, a productos after sun, a colonias frescas, a chalas de plástico, a ropa después de la piscina.
Era distinto al olor del invierno. El olor a chaleco de lana, a abrigo sacado del closet, a zapato mojado, a paraguas, a bolso de cuero al que se le va evaporando el agua, a mano que recién se comió una sopaipilla.