hoy tuve almuerzo familiar.
de esos bien típicos.
una parrilla gigante llena de carne, de prietas, de chorizos y un pollo especialmente reservado para mi. Eso, mamonamente, siempre me emociona.
Hoy mientras miraba a todos mis hermanos que ya vienen de vuelta, o que tal vez van derechamente a alguna parte, volví a sentir la sensación de not part of the group que tenía a los 15.
A los 15 ya todos estaban casados, con un par de hijos, con casas con muebles definitivos, con autos con sillas de guaguas. Y yo, estaba recién decidiendo qué quería ser en mi vida. Abogado, actriz, arquitecto, diseñadora, filósofa. No tenía idea.
Hoy, más de diez años después, sentí lo mismo. Demasiado vieja para mis sobrinos de 15, demasiado distante de las vidas de mis hermanos de 40. Por lo menos hace unos meses, tenía más cosas en común. Ahora, ya no.
A las 4 de la tarde sólo quería cariño en mi cuello, y tuve que apoyarme en la falda de mi mamá, y exigir, con el gesto, ese cariño.
Volver a tener 15.
Los domingos volvieron a ser fomes, con un dejo a solitario.
Volví a sentir olor a pan tostado a la hora del té.
Volví a avisar dónde y con quien estaba.
Volví a pedir prestado el auto.
Y así, 1200 cosas más que se podrían agregar a la lista.
Como me decía sabiamente una amiga el otro día, uno siempre quiere lo que no puede tener.
Además, debe ser que me estoy poniendo vieja.
Sunday, November 20, 2005
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