Hace un buen tiempo ya, me vino la segunda crisis en mi vida con el género masculino. Por suerte que duró poco y que fue una situación causa-efecto, y no una crisis porque sí no más. No voy a entrar en detalle, pero fueron una serie de hechos sucesivos, con distintas personas que me dejaron un poco freakeada.
Bueno, a partir de eso, y otras cosas más, me puse a escribir unos textos, una serie de artículos. Uno de ellos se llamaba "sobre las autotorturas" y las cosas que uno hace, no sé porqué cresta, pero de una manera medio masoquista.
Nunca he querido publicar esos textos, porque me parecen etapa superada. En el de las autotorturas hablaba de esas cosas que uno no puede evitar.... y ya, me voy a citar a mi misma:
Escuchar ese disco que tanto te hace acordarte de él, leer y releer cartas viejas de amor, volver a ir a esos lugares donde se iba juntos, meterse a la cama y ver películas tristes, quedarse dormida inventando finales felices, imaginarse qué estará haciendo en este momento, imaginarse qué estará haciendo con “la otra”, preguntar más de la cuenta por él, acercarse más de la cuenta a él, haciéndole preguntas de las cuales realmente no quieres saber sus respuestas, aceptar invitaciones que sabes que te hacen daño y a él, no le influyen en nada, confesarle lo que sientes esperando recibir una respuesta parecida, sabiendo que en el fondo, no la vas a recibir. Perdonar y volver a perdonar errores que en verdad no quieres aceptar ni perdonar....
(Horror)
Pero a lo que voy, es que uno (yo) tengo la especial capacidaad de autotorturarme. De a poco he ido aprendiendo que además de portarse bien, y cumplir, uno se puede dar algunos regalos a uno mismo. No hablo de zapatillas ni de vestidos, sino de situaciones de felicidad bien merecidas.
Ayer pensaba eso mientras estaba en el jacuzzi, al lado de la piscina. Había nadado 2 kilómetros, y sólo desde que Jaime me preguntó una vez ¿porqué no te metes nunca en el jacuzzi? empecé a hacerlo. Y.... que rico es. Además de haber cumplido con el ejercicio diario, de hacer mi propio record de tiempo, me di el autoregalo de quedarme 20 minutos dejando que los chorros de agua me hicieran cariño. Nunca se me hubiese ocurrido. Siempre estoy pendiente de cómo optimizar el tiempo, las energías, los deberes.
No sé porqué me es tan difícil hacer ese tipo de cosas. Nuevamente fue Jaime una vez hace mucho tiempo, la persona que me enseñó que cuando uno estaba cansado, y era freelancer, podía dormir siesta. Y qué feliz fui ese par de veces que dormí siesta, porque después nunca más pude.
En fin. Aprender a autoregalarse. Un poco que sea.
Monday, October 31, 2005
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1 comment:
i'm flattered
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